¿Estamos solos?
¿ESTAMOS SOLOS?
En busca de otras vidas en el cosmos
CARLOS BRIONES LLORENTE
Editorial Crítica, colección Drakontos, 2020
La
química produce biología, solo es cuestión de tiempo y circunstancias que lo
activen. Dicha hipótesis choca con aquella alternativa planteada sobre el año
2000 por el paleontólogo Peter D. Ward y el astrónomo Brownlee, llamada Rare
Earth, la “tierra rara” o “peculiar”. Con un subtítulo ya de por sí
clarificador: Why complex life is uncommon in the Universe, que
planteaba no la imposibilidad de vida microbiana en otras partes del universo,
sino la improbabilidad de que ésta pueda llegar a una especie pluricelular
inteligente. Han pasado veintiún años
desde entonces y con casi ya tres sondas en Marte las expectativas alzan de
nuevo el vuelo.
La
obra de Briones previene contra algunos prejuicios finalistas, como por el de suponer
que el origen de nuestra especie, con este cerebro particular y creativo que
nos asiste, fuera el fin, tendencia o dirección del proceso evolutivo. Idea que
no es nueva y que pone especialmente el acento en la parte azarosa del proceso.
La evolución es un borracho, añadimos nosotros, que parece deambular con la
ayuda de una pared, que antiguamente se llamaba necesidad. Curiosamente esta teleofobia
no siempre se corresponde con el análisis de datos. Hay científicos que podría
parecer que prefieren unos datos a otros, si en éstos hay posibilidad de rastrear
marcadores biológicos.
Rebobinar
la película vital y volver a rodarla no significa que el resultado final vaya a
ser el mismo. Sin embargo, dicha exclusión, aparta a la inteligencia como
capacidad evolutiva ligada a la adaptación al medio, capacidad relacionada con
la supervivencia que implica solventar problemas. De hecho gran parte del libro
habla no solo de la búsqueda de vida, sino de los intentos por descubrir inteligencia
en el universo. Así son los ejemplos que analizan algunas ecuaciones. La de
Drake, de 1961, intenta calcular el número de civilizaciones existentes en
nuestra galaxia y la posibilidad de poder comunicarnos con ellas. Según el
autor la ecuación es demasiado optimista, quizás lo más interesante sea su
planteamiento. Igualmente se cita el programa SETI aunque es más correcto en plural, los programas SETIS que
buscan vida inteligente en el universo.
La llamada esfera tecnológica remonta a principios
del siglo XX, en 1906, con el uso de la telegrafía sin hilos, a la primera
radiación electromagnética que partiría del planeta tierra. Dicha esfera electromagnética
poseería un radio de 113 años luz en este momento. También se citan los
mensajes que la Tierra envió en 1972 y 1973 a través de las sondas Pioneer 10 y
11 respectivamente. Dichas sondas portaban instrucciones para localizarnos en
el espacio e información referente a nuestra constitución biológica, así como
otro tipo de datos con una complejidad que en su día levantó polémica. De todas
formas, nadie por ahora, ha dado señales de vida. La película La Llegada
(Villeneuve, 2016), planteaba en este contexto, a unos extraterrestes, con una
categoría temporal diferente y otra configuración del lenguaje, que intentan
comunicarse con nosotros.
El libro incorpora por último una entrevista con
el filósofo David Duner al que se remite entre otras cuestiones una relacionada
con la religión que pregunta por la posible diferencia en el impacto que el
descubrimiento de vida extraterrestre produciría entre religiones monoteístas y
politeístas. La respuesta del pensador explica como las doctrinas politeístas
estarían más preparadas para recibir dicha noticia, en comparación a los
cristianos evangélicos, quienes piensan que si Jesús murió crucificado en la
Tierra por nuestros pecados, ¿eso implicaría que hay miles de millones de otros
jesuses, que darían sus vidas en cada una de las cruces dispersas por el
Cosmos? o ¿el Jesús terrestre murió por todos los seres inteligentes del
Universo? Hubiera sido interesante una
ampliación al respecto sobre las Semina Verbi de Justino en clave
interestelar.
En definitiva, un libro serio, recomendable e
interesante que deja abierto el interrogante del título.
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